Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 1 de junio de 2015

El hit nacional

Pues no nos están estirando el temica del himno antes, durante y después del partidico de marras de la copa del Baranda. Yo no le habría dado más importancia, pero a algunos les está bien publicitar la animadversión a los símbolos del "Astado", quizá, vaya usted a saber, porque, para su desgracia, no jugaba su equipo, ese equipo de élite lleno de jugadores de casi todos los continentes, que no conocen otro amor que los colores, sobre todo al moradico de 500 lereles, pero no hablamos de eso.

Se le da bombo, quizá para llevar el ritmo de las pitadas, a una cosa que, si se hubiera quedado en el momento de sonar el himno nacional, que debería ser el de Riego, por cierto, ya no habría ido más allá, pero la "afrenta" es jugosa para cargar tintas y olvidarse vergüenzas electorales y evasiones de impuestos, y miserias cotidianas de los pobres espectadores que ven partidos mientras se olvidan de sus EREs.

¿Y estos, pagaron la entrada?

Pero a todos esos lacayos de la tinta y los micrófonos que fomentan el incidente tampoco les importa realmente. No se ahonda en la cuestión de fondo. Dejando a un lado la libertad de expresión, que es tan constitucional como los símbolos, habría que recordar a muchos que tanto la bandera, como el himno ¿himno?, como la figura del monarca son imposiciones dictatoriales, que hace más de 80 años se eligieron otras que "desaparecieron" y que si hay nacionalidades del Estado que se muestran infelices con respecto a ellas por algo será, que en vez de despotricar contra la falta de respeto de estas, deberían preguntarse el por qué estas nacionalidades, que no son las únicas, se sienten a disgusto. Pero no, como siempre, en este Estado, unos se rasgan las vestiduras intolerantes sin ver más allá. Típico.

Y mientras en otros lugares los himnos no son para escuchar, sino para cantarlos a viva voz, es curioso que en España no se pueda hacer, bien porque la gente no conoce letra oficial alguna, bien porque es una marcha militar que ni siquiera es española sino presumiblemente prusiana, toma ya, bien porque quedaría muy fea la letra de Pemán, o bien porque la que nos conocemos todos deja a algunos con el culo al aire, a pesar del tiempo pasado, que nos vuelve a llevar al origen de la imposición de los símbolos a martillazos, para que encajen.

Los que acudieron al partido de fútbol pagaron su entrada. Bueno, todos, no, así que, hay algunos que deberían respetar la libertad de expresión de los que se han dejado una pasta en taquilla y no van a tribuna a figurar. Eso, para empezar. Luego los hay que pretenden meter en el ajo a los equipos. No me consta que ningún jugador o directivo estuviera silbando, muchos de los jugadores, porque tienen himnos propios que cantar y el de este Estado, que es "incantable" se la trae al pairo. Son los aficionados quienes deciden mostrar su disconformidad con unos símbolos que fueron impuestos a brazo alzado a la romana, no los equipos. ¿Van a castigarlos a ellos? Una vez más, endosándole el castigo a quien no tiene la culpa.

Y mientras tanto, el puto fútbol es lo único que importa, aunque el Giro de Italia lo haya ganado Alberto Contador, menos mal que no ha tenido tanta repercusión el hecho de que Mikel Landa, segundo, no se quitara la gorra durante el himno. ¿Habrá que lapidarlo? 

Del Giro no se acuerda nadie. Bravo a los del podio.

Pero es igual, es odioso que se pite el himno, pero no pasa nada si se mata a un "puto vasco" a un "maricón gallego". Esos odios son naturales y "no tienen nada que ver", a pesar de que están muertos por ser precisamente de cada uno de esos lugares. Ellos están muertos de manera violenta, que es bastante más grave que un pitido continuo que no mata a nadie.

Y es que, al final, sólo es ruido. Ruido para alimentar odios vecinales, escurrir bultos malversadores y, quién sabe, si recuperar algún voto que otro de algún ofendido.

Ofendidos como en aquella final de la copa Davis, cuando sonó el verdadero himno nacional. La delegación española exige y eso que es un himno oficial, pero, claro, provenimos de una herencia simbólica enemiga. No hay más que escuchar al cenutrio del comentarista. ¿Y las libertades de 1936?



4 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Por más que lo intento , no consigo encontrar el motivo de tanto enfado.
¿Será que los símbolos se los han apropiado los fachas y no comprenden que a la mayoría nos den igual.

Emilio Manuel dijo...

Desgraciadamente tenemos unos símbolos y una libertad de expresión totalmente prostituidos.

Saludos

ROSA M. dijo...

A ese señor me lo han impuesto y mientras tenemos medio hospital cerrado por falta de medios, y también porque los otros metieron la mano donde no debían, una parte de mis impuestos van para que él y familia vivan a cuerpo de rey y para pagar su seguridad y "corte", pues qué queréis que os diga: no me gusta la monarquia.
Ya la copa de la República!!!

Anónimo dijo...

Pues imagínate si la pitada hubiera sido en el Santiago Benabeu, ah no, que eso es otra historia... de ficción.
Nono